Todas tenemos en el recuerdo la cena en El Bravo y la ya famosa anécdota del calamar y todo lo que desencadenó. Las risas, la pintura corrida y todas las caras para volver a maquillar y lo más importante la ceguera , gracias a Dios, transitoria de Mari Tere.
Y por si faltaba algo para rematar la noche. el paseo en carroza que nos dieron los Rassies. Por cierto todavía les debemos un cubata. ¡ Que noche ¡ De las que hacen afición. Y si no que se lo digan a Virtu que sustituyó a su prima Mari Luz , que no desfiló esa noche debido a una indisposición.
Una cabalgata recordada por todas nosotras como una de las mejores, ojalá tengamos oportunidad de repetir muchas así.
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